Había una vez una niña romana llamada Rom que todas las mañanas daba vueltas al fuego con su burro Romespi, apodado así por la forma de su pelo y por la nacionalidad -vivía en Roma-
Un día encontraron unas flores muy raras en el suelo, las iba dejando Romespi al pasar; mas tarde le salieron los pétalos y las hojas, después salieron preciosos burritos como Romespi.
Alicia.
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