Había una vez una mariposa color violeta.
Un día llegó a un pequeño jardín de un pueblo de Burgos llamado Arija.
Allí revoloteó entre las flores y se entretuvo observando a unas mariquitas; la gustaba mirar sus bonitas alas rojas con lunares negros y aquellas manchitas blancas .
(Anónimo)
La a hija de la
mariquita dijo:
- Mamá, ¿me cuentas un cuento para dormir?
-Cariño, es muy tarde pero si quieres te doy
un vaso de néctar de flores.
Mientras volaban, se cayeron dentro de una
cueva que ponía:
"Ciudad de las ranas"
La
cueva estaba llena de ranas, unas ranas muy pequeñas y parlanchinas.
Al ver a las mariquitas se asustaron mucho y
cada una se escondió donde pudo.
La
hija de la mariquita se escondió en un baúl que resultaba ser una trampa de las
ranas.
Al coger a la mariquita y meterla en un saco una rana dijo:
Al
llevarla al palacio de la rana Pompa, sacaron a la mariquita del saco y se la
mostraron a la reina Pompa. Al verla, suspiró y dijo:
-
¡Es perfecta, tal como dije ! La reina dio un beso a su marido y mandó al
cocinero que preparara una olla gigante, y a su hermana que fuera a la compra.
Le dio una lista de qué comprar; en esa lista ponía: 8 huevos, baicon, 24
salchichas, 30 zanahorias y 78 tomates.
Tal
como dijo la reina, asi se hizo todo.
Ya
metida la comida en la olla, sugirió el bufón:
-
¿Por qué no metes en la olla una pizca de risa de pez y la risa de un ogro ?
Una de las criadas contestó:
-
¡ Pero eso dará mal sabor de boca! ¿No crees mi reina?
-
¡ Si si, prepara algo o al pozo con los cocodrilos!
Mas tarde la reina dijo:
- ¡No voy a hablar mas sobre el tema, meted a la mariquita en la olla!
El cocinero, temblando de miedo, cogió una cuerda y se la ató a la mariquita en la cintura, pero la madre de la mariquita escondida por allí... al ver que su hija corría peligro, pegó el salto de la muerte, cogió a su hija y salieron de allí.
¡Por fin! -exclamó la mariposa- os estuve buscando ¿dónde habéis estado?
Y las mariquitas contaron todo lo sucedido.
¡Ay! menos mal que habéis escapado, me alegro
de veros.
Si queréis... podemos ir a revolotear juntas,
he visto unas flores que huelen de maravilla, podemos chupar un poco de néctar,
tengo apetito.
-No, gracias, nosotras las mariquitas nos
alimentamos de pulgones pero iremos contigo y descansaremos hasta que se nos
pase el susto.
Chelo
Al final se encontraron con
una amiga de la madre mariquita resultaba ser una mosca glotona .
¡Oh! amiga mosca... ¡cuánto
tiempo! -dijo la mariquita madre-
¡Qué gafas tan enormes llevas! -exclamó
mariquita hija-
-Sí, así veo mejor cuando hace mucho sol y
cuando se acercan mis enemigos.
Y la mosca, que tenía una enorme boca
chupadora, resultó ser muy glotona acabando en un momento con los sabrosos líquidos
dulces que la ofrecieron las mariquitas.
Cuando terminaron la comida, la caprichosa mosca pedía más y más.
Ya estaban cansadas las mariquitas.
La mariquita gruñona dijo:
- ¡Si quieres más a tu
casa que vas !
La reina dijo ¡eso es muy grosero vamos a servirla
!
La sirvieron aves preciosas etc .
(Anónimo)
"Las
aves preciosas" las preparaban según una antigua receta que las había dado
una amiga. Mezclaban néctar de jazmín con polen de margaritas, luego lo
adornaban con pétalos de rosa y un jugo azulado que cogían de las flores de
lirio y a todo ello le daban forma de preciosas aves.
A la mosca la encantó, en su vida había
probado un manjar tan exquisito.
(Chelo)
CONTINUARÁ